Tu
llegada fue como un gol de Messi. Pura belleza. Conducción con la izquierda, te
la acomodas a la derecha y con un toque sutil, la picas. Y, vòila, ya está
dentro. Todo fácil.
Así
llegaste. Te moviste por mí como Mascherano en el centro de la zaga. Con
seguridad y contundencia. Aunque, pensando bien, tú fuiste más de juego
directo. No te anduviste con rodeos. No me dejaste ni respirar. Contragolpe
letal que me dejó como a Neuer: en el suelo, abatido.
El
partido de ida lo ganaste. Y, créeme, me muero de ganas de jugar la vuelta. Que
gane quien gane. Yo sólo quiero jugar mis 90 minutos.
No me
hagas pensar que esto no eran semis, que me has condenado ya directamente a
un(a) final.
Muy bonita como siempre. Pero mira que usar a los #paseadoresdeikurriñas para hacer una alegoría del amor...
ResponderEliminarMe habría encantado hacer una alegoría del amor, si es que es eso lo que es, con 11 rojiblancos, pero fue la Champions (que no la Txampions) la que me pilló en horas más bajas... Jaja
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