miércoles, 21 de agosto de 2013

En la silla de esperar las cosas.

Nos pasamos la vida esperando ese momento. Ese momento en el que creemos que alcanzaremos la felicidad. Pensamos que todo tiempo por venir será mejor mientras nos intentamos autoconvencer de que todo pasado fue peor. Por eso de que ya es pasado.

Y aquí seguimos, en la silla de esperar las cosas. Miramos por la rendija de la ventana buscando que llegue ese algo. Que aparezca un halo de luz por debajo de la puerta. Una carta especial del señor de amarillo. Pero no.

Y volvemos a sentarnos. Y a esperar. Y a soñar con un tiempo mejor. El ser es inconformista por naturaleza en cuanto a felicidad se refiere. No valoramos lo suficiente lo que tenemos. Esa cerveza helada bajo el sol rodeada de tus amigos. O esa siesta sin fecha de caducidad y con la mejor de las compañías. O un beso de buenas noches. O de noches buenas. Un ‘me encantas’ o el más sincero ‘te echo de menos’ de una amiga.


Que la vida no es(tá) fácil, está claro. Lo sabemos de sobra. Pero, ¿y quién nos dice a nosotros que no estamos ante el momento más feliz de nuestra vida? Nos acojona pensar que somos felices. Estamos tan acostumbrados a que todo vaya mal, que en el momento que los planetas se alinean para echarnos una mano, se la quitamos. Que no, que nos gusta quejarnos, lamentarnos de nuestra mala suerte.

Anhelamos ese estado de plenitud, ese andar por las nubes paseando por la calle. Y, de repente, cuando llega, no lo vemos. Lo ignoramos. Le tememos.


Puede parecer que me estoy quejando. Al contrario. Simplemente me estoy delatando. Soy de ese tipo de personas a las que les acojona la felicidad. Una idiota más. 


4 comentarios:

  1. No me ha gustado. Bueno, no me ha gustado que fuese tan corto. Esperaba una reflexión más larga, me habías enganchado y de repente estaba en el último párrafo. Era el momento de felicidad antes de acostarme y me lo has arrebatado rápidamente. Ayyy. BBNN

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    1. Dicen que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Pero a ti no puedo engañarte. Échale la culpa al sueño. Jajaja.
      Me alegro de que, a pesar de eso, fuera un mini momento de felicidad :)

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  2. Es evidente que nos pasamos la mayor parte de nuestra vida buscando la felicidad y nos perdemos la misma vida, la de los pequeños detalles. Sentarse a esperar la felicidad es perderse esas pequeñas cosas que nos hacen felices por momentos, la felicidad eterna no existe, como no existe la vida eterna, ni el amor eterno. Cuando tu vida pende de un hilo, cuando una jodida enfermedad como el cáncer te cuelga una espada de Damocles para el resto de tus días, le pegas una patada a la jodida silla esa de esperar la felicidad y empiezas a vivir, entonces tal vez consigas llegar a ser un poco más feliz y te olvides la silla de esperar las cosas.

    Modesto Sánchez

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    1. Ufff. Mucha razón en tus palabras. Ya es triste que la vida nos tenga que dar una bofetada de tal calibre para empezar a disfrutarla de verdad.
      Gracias por leerlo, una vez más! ;-)

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