domingo, 19 de abril de 2015

Te odio a tiempo parcial.

Hoy me he vuelto a acordar de ti. No te preocupes, ha sido algo breve. Al rato se me ha pasado. Putas películas irreales. Que si la prostituta que al final acaba saliendo de la calle porque un multimillonario se enamora de ella, que si la chica que busca la felicidad en otras culturas y te acaba encontrando a ti.

Perdona. No volverá a suceder. Pero te he vuelto a recordar. Y te he echado de menos. Y he maldecido a los que me han separado de ti. Y a los que me han hecho odiarte. Perdóname. No me volverá a pasar.

¿Sabes? A ratos me imagino contigo. Tú eres felicidad. Por eso será que imagino verte en cada esquina.

Suena Quique González y me dice que “aunque tú no lo sepas, me he inventado tu nombre”.

Hoy he vuelto a pensarte y me he imaginado feliz en unos brazos de esos que sólo con tocarte hacen que ardas. Túmbate y mira las estrellas. Ahí estabas. No volviste. No cuando deberías.

Llegaste sólo para hacer daño. Más adelante, te pedí que vinieras y nunca llegaste. ¿Qué te he hecho yo a ti?

Hoy he vuelto a pensarte. A necesitarte. A odiarte. A obligarme a obviarte.

No eres mi vida. No te necesito. No quiero necesitarte.

Ahora  me habla Ismael Serrano y susurra “cambiemos el mundo, amigo, que tú ya has cambiado el mío”.

Vuelve, y hazlo para quedarte.


Ay, amor, cómo te necesito odio.

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