martes, 24 de junio de 2014

Me echo de menos.

Te voy a contar un secreto a voces: te echo de menos.

O no.

Quizás lo que eche de menos sea a la chica que compartía contigo tus días.

Es decir.


Me echo de menos a mí misma.

Me recuerdo feliz.

Echo de menos el éxtasis de sentirme contigo.

El sudor compartido y la respiración acelerada.

Mis buenas noches y mis palabras bonitas.

Los sentimientos descubiertos al tocarlos.

Echo de menos el andar sin hablar.

Y ver películas que no me gustaban sólo para quedarme dormida sobre ti.

Quiero beber aquel vino que me hizo perder la cabeza.

Y volver a recordar que una noche hiciste que las piernas me temblaran.

Eso es. No te echo de menos.

Echo de menos el temblar.

Y tener que elegir entre tú o el fútbol.

Y que tú perdonaras quedar segundo. Una vez más.

Echo de menos la hegemonía de las noches en vela.

Y el yo contigo. Que no el tú conmigo.

Ni el tú y yo. Ni el nosotros.


Yo me echo de menos.



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