Te voy
a contar un secreto a voces: te echo de menos.
O no.
Quizás lo
que eche de menos sea a la chica que compartía contigo tus días.
Es decir.
Me echo
de menos a mí misma.
Me recuerdo
feliz.
Echo de
menos el éxtasis de sentirme contigo.
El sudor
compartido y la respiración acelerada.
Mis buenas
noches y mis palabras bonitas.
Los sentimientos
descubiertos al tocarlos.
Echo de
menos el andar sin hablar.
Y ver
películas que no me gustaban sólo para quedarme dormida sobre ti.
Quiero
beber aquel vino que me hizo perder la cabeza.
Y volver
a recordar que una noche hiciste que las piernas me temblaran.
Eso es.
No te echo de menos.
Echo de
menos el temblar.
Y tener
que elegir entre tú o el fútbol.
Y que
tú perdonaras quedar segundo. Una vez más.
Echo de
menos la hegemonía de las noches en vela.
Y el yo
contigo. Que no el tú conmigo.
Ni el
tú y yo. Ni el nosotros.
Yo me echo
de menos.
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