Y, casi
sin darnos cuenta, estamos justo a una semana del inicio de la Navidad, de esa
época en la que todos nos volvemos un poco menos malos, en la que se nos
ablanda el músculo latente y en la que casi por arte de magia nos convertimos
en osos amorosos.
Yo,
amante de esta época odiosa, fría y sensiblona a partes iguales, quiero gastar
unos minutos…
A ti,
que sigues guardando sitio en mi agenda y sobre todo en mi cabeza a pesar del
mucho tiempo sin hablar; a ti, a la que quiero y odio a partes iguales; a
vosotros, con los que comparto algo más que sangre y apellidos; a vosotros, que
me aguantáis a diario lo que no está pagado y os merecéis lo mejor en esta vida;
a ti, al que echo de menos y de más al mismo tiempo; a vosotros, que me
comprendéis a pesar de mis locuras, de mis innumerables rarezas; a ti, mi mayor
regalo y mayor suerte en esta vida; a ti, al que tendría que inventar si no
existiera, el que más sonrisas me ha sacado en los últimos tiempos; a vosotros,
enanos, los mejores no hermanos que una puede tener; a vosotros, que sin hacer
ruido nunca faltáis en mi día a día…
… os
deseo, muy sinceramente, que paséis unas bonitas fiestas, que nunca os falte la
sonrisa no sólo en la cara, que seáis felices porque, de una u otra forma,
ahora o en algún momento de mi vida, me habéis hecho feliz a mí. Que el 2013 sea
el primer año de una gran época.
Gracias
por haberme dejado compartir con vosotros 365 días más.