martes, 20 de noviembre de 2012

La extraña pareja


Se conocieron hace unos 15 años. Él lo dejó todo, abandonó a su familia y amigos y emprendió la gran aventura. Fueron despacio, como los enamorados que no quieren estropear la relación con un polvo la primera noche. Y el camino, como la gran mayoría en esta vida, no fue fácil. Encontraron piedras, baches, badenes, incluso la oportunidad de separarse. Pero aguantaron, se sobrepusieron a las adversidades y continuaron juntos. Pero a todo cerdo le llega su san Martín, a toda pareja le llega el 15 de febrero.

Años después, y con todo lo que habían superado e incluso disfrutado juntos, han decidido separarse. No habrá buenas caras, no habrá un ‘Te deseo lo mejor’.

Nunca quisieron pensar que esto tenía un final, pero lo tenía. Y les llegó, tan sigiloso como ruidoso, tan inesperado como esperado.

Fueron progresando poco a poco, como los novios que empiezan dándose tímidamente la mano. Y hasta aquí, donde esos novios se tiran los trastos a la cabeza y las verdades a la cara. Pero sin novios, y sin trastos.

Les une un contrato, matrimonio que lo llaman en la calle. Pero en unos meses cada uno podrá tirar por su lado. Les conceden el divorcio. Uno está rehaciendo ya su vida, el otro podrá irse con otra más guapa, más rica y con más don de gentes. Aunque nadie le ha asegurado que lo vayan a querer más.

Los amigos, aunque no deberían, han tomado parte en el asunto. Y la relación, el amor que les unía, los motivos por los que fueron tan felices, están quedando en segundo plano. Dándose más importancia a cada una de las partes que a ese bonito nexo que les une.

La relación agoniza. La guerra ha estallado. El amor que siempre se ha defendido entre ellos se pone en duda a cada paso que dan. Se tambalean en la cuerda floja.

Siete meses a lo sumo. Con suerte para la extraña pareja, quizás sólo sean dos. Sea lo que sea, y por el bien de la familia, ojalá acabe pronto.

Suerte, Fernando. Y ¡Aupa Athletic!

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