Probé
el sabor del sur, cuando aún estaba
cuerda y sabía dónde estaba mi norte. Disfruté
del olor del norte, sabiendo que mi centro,
mi vida, estaba al sur. Y cuando
más me
buscaba, encontré mi norte en el centro. En
ese centro donde, con
esperanza, aguardo a
que el destino me lleve al norte del sur, o
al norte del
norte, o allí donde alguien
consiga hacerme perder el norte mirando al
sur.
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