Era sábado. Había un sol tan radiante que sólo podía caber felicidad. "Ana, necesito contarte algo". Le pegué un sorbo a mi Estrella de barril y asentí. Era toda oídos.
"Voy a hablarte de mi último error. La primera vez que lo vi lo supe. Lo tenía claro. Llevaba tatuado en la frente un enorme "aquí estoy, he llegado". No me equivocaba.
Ay, Ana... Esos ojos. Transmitían una nobleza como yo nunca había conocido. Brillantes. No sabía de qué color eran. No hacía falta.
Ay, Ana... Esos ojos. Transmitían una nobleza como yo nunca había conocido. Brillantes. No sabía de qué color eran. No hacía falta.
Se acercó. Se presentó. Mi estómago dio un vuelco. Y mis ojos no lo perdieron de vista en las siguientes horas.
Volvió a acercarse. Era alto. Muy alto. Me habló de nuevo. Y yo, definitivamente, me perdí.

Tenía una sonrisa limpia, sincera. La sonrisa más bonita que había visto nunca. La segunda vez que me sonrió fue definitiva: ojalá vivir ahí eternamente.
Qué decir de sus manos. Grandes. Clamando seguridad. Ahí quería agarrarme. No soltarme jamás. Manos que rozaron las mías sin querer. O no. No sé. Sólo sé que hasta el último poro de mi piel sintió el temblor.
Tras varias semanas de ganas incesantes, de ilusión, de encuentros fortuitos, de miradas cómplices... lo tuve claro. Había llegado el momento de apostar. De arriesgar. De sacar la valentía que nunca había demostrado.
Dos palabras, Ana. Dos. Sólo dos para echar al traste todas esas ganas. "Hay alguien".
Y fin, Ana. Fin. Qué tonta soy. No entiendo nada. Siempre me pasa igual."
Y ahí estaba yo, sin saber qué decirle a mi amiga. Nunca me caractericé por ser buena consejera. Otro sorbo a mi cerveza y un muy poco convincente "No seas boba, no te has equivocado, no era él y punto. Has hecho lo que debías."
Me prometió que nunca más le escribiría, que sería fuerte. Y yo, que la conocía como a mí misma, asentí con la cabeza sabiendo que, otra cosa no, pero para eso ella tenía la misma fortaleza que el talco.
"Camarero, pasamos de cerveza. Tráenos dos gin tonics."
"Camarero, pasamos de cerveza. Tráenos dos gin tonics."