viernes, 25 de septiembre de 2015

Apaga y vámonos



“¿En serio una tía como tú tiene complejos? Estarías con el que quisieras. Si quisieras.”
Y no quieres. Porque te repudias, te desquieres, te odias y no te escupes porque te mancharías esa falda tan bonita que te has comprado que-no-me-voy-a-poner-porque-qué-van-a-pensar-de-estas-piernas-morcillonas.

Seguro que todas tenéis a esa amiga guapa,  delgada, simpática, culta… que pisa suelo besado y por besar. Yo también la tengo. Y es perfecta. No por lo de guapa y delgada, sino porque es divertida, una gran consejera, mejor conversadora y alguien que igual tienes “pa´ un roto que pa’ un descosío”. Pues no liga. O liga poco. Mi whatsapp erótico-festivo echa más humo. Y, ojo, sólo falla en algo (amor de amiga, pa’ gustos los colores) y es que ella no lo ve. No se lo ve. Le puede la inseguridad, los complejos (¿Los compleQUÉ?). Le falla la actitud. El ‘no soy capaz’, el ‘qué va a pensar’, el ‘deja, deja, que parece que soy tonta’, el ‘no quiero molestar’. Y ahí sigue, esperando a que el príncipe azul que no existe llame a su puerta. Y que abra la de la calle, la del rellano, la del piso y la de su habitación. 

Ella es sólo un ejemplo de idiota como, posiblemente, la que está leyendo esto o la que lo está escribiendo. 
Tu éxito, el éxito más allá de tus sábanas también, no depende de que seas rubia, de que midas 1,80 o de que tu báscula no supere los 50. Que no. Aquí lo importante es que tú sepas todo lo que vales y lo que le puedes aportar a cualquier persona de este mundo. 

¡Ay el día en el que nos demos cuenta de que lo importante es la actitud! ¡Ay ese día! 

Amiga, cambia el chip. Cambia el “no quiere porque no soy lo suficiente para él” al “él se lo pierde”.

Si tú te ves inferior a cualquiera, apaga y vámonos. Si tú no te crees lo maravillosa que eres, apaga y vámonos. Si has llegado a pensar que si tú fueras él, nunca te acostarías contigo misma, apaga y vámonos. Si crees que no mereces lo que tienes, apaga y vámonos. Si no ves la diosa que llevas dentro, apaga y vámonos.
El día que te des cuenta de que lo importante es la actitud, (¡ay, amiga!), ese día… Ese día enciende y vámonos a bailarnos la vida.